domingo, 13 de diciembre de 2015

Reflexion I - America Latina un pueblo sin piernas pero que camina

Como dice Eduardo Galeano en su famoso libro "Las venas abiertas de América Latina", los países que conforman esta parte del mundo tuvieron la mala suerte de ser ricos. Ricos en minerales, principalmente oro y plata y muchos otros de gran valor para la industria mundial, ricos en tierras cultivables proveedoras durante cientos de años de los productos primordiales para el resto mundo, ricos en civilizaciones como los Mayas, los Aztecas, los Incas y tantos otros. Y dice Galeano que tener estos recursos es una mala suerte porque si estas tierras hubieran sido pobres de todas esas cosas, como por ejemplo podría ser el caso de los EEUU, nunca nos hubieran saqueado como lo hicieron y lo hacen.


Mientras en América se llevaban barcos llenos de oro a Europa para el crecimiento de España y Portugal, mientras llenaban las tierras vacías con productos como la caña de azúcar, el algodón o el café que dejan suelos inservibles a su paso, mientras los gobiernos corruptos otorgaban (y otorgan) los derechos de explotar los minerales a empresas extranjeras con la excusa de que acá no existen los recursos para hacerlo por nuestra cuenta, los Estados Unidos un país infinitamente menor en recursos se convertía poco a poco en una de las mayores potencias del mundo. Y esto es porque desde el principio los Ingleses que conquistaron esas tierras las  pensaron como un nuevo mundo donde vivir y desarrollarse, como una oportunidad de empezar de nuevo de la mejor manera y no para saquearlo hasta dejarlo agonizando con sus montañas vacías, sus campos infertiles y sus recursos en manos de empresas extranjeras capaces de derrocar gobiernos y poner dictadores en pos de mantener sus intereses. Para eso estaba América Latina, que aunque estaba en manos de Españoles y Portugueses, estos dependían directamente de otras potencias como la misma Inglaterra, Alemania, Holanda, etc.

Dice Galeano en su libro: ¨Las trece colonias del norte tuvieron, bien pudiera decirse, la dicha de la desgracia. Su experiencia histórica mostró la tremenda importancia de no nacer importante.
Porque al norte de América no había oro ni había plata, ni civilizaciones indígenas con densas concentraciones de población ya organizada para el trabajo, ni suelos tropicales de fertilidad asombrosa en la franja costera que los peregrinos ingleses colonizaron.¨


Pienso que si la cantidad de recursos, infinitamente mayor a cualquier otra región del mundo, con los que contaba América Latina hubieran sido utilizados y explotados en favor de los países que la componen (exportados a quienes los necesitan a precios adecuados a la demanda y sin privilegios otorgados por los gobiernos de turno) y no para el beneficio de Estados Unidos y los países poderosos de Europa, sin lugar a dudas estos países serian actuales potencias mundiales.

Ahora yo me pregunto, ¿me gustaría vivir en un país como son hoy los Estados Unidos, Alemania o Japón? Mucha gente me diría que si que en esos países del primer mundo la calidad de vida actual es mucho mejor que en cualquier país subdesarrollado.

Mi respuesta es distinta, porque creo que esto sería venderle el alma al diablo, y el alma es lo mas valioso que le queda a estos pueblos de los que me considero parte. Y cuando hablo del alma de estos pueblos me refiero a lo que hemos obtenido a través de la pobreza y los abusos que el pueblo de estas tierras han sufrido durante siglos y que no han podido corromper la humildad y la alegría de la gente. Nos han hecho fuertes y adaptables a distintas situaciones, luchadores por lo nuestro. Con miles de defectos y todavía dominados en gran parte por las grandes potencias mundiales, la mayoría de los países Latinos tienen universidades, hospitales, escuelas gratuitos, una cultura inmensa y el conocimiento de lo que es la verdadera solidaridad. 



Pero mas allá de las virtudes de unos y otros lo que realmente no me gustaría es vivir en un país que por obtener lo que quiere sin pagar lo que vale inventa guerras aprovechando su poder de armamento, o endeuda países que ya son pobres para poder saquearlos, no podría vivir en un país que vende armas a otros para que maten a gente inocente en atentados, ni en un país que avala gobiernos de facto, lejos de su gente, que atentan contra los pueblos. 

Prefiero vivir en una tierra robada que ser parte de los ladrones.

Pura Vida!

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